Busta, tu culebra no me asusta




A los 15 en la cresta de la ola. 

Bonjour, my friendsEstoy aburrida en la Pocilga. No hay nadie que me motive a liarla en su cara y, como es otoño, tengo las hormonas bastante calmaditas. Tengo que aprovechar para no pensar en hombretones y extraer los frutos de mi mente. Y para no sentirme sola in the meanwhile me he buscado un nuevo “feimus amore”.

Enamorarse de un famoso es fino. Enamorarse de un famoso es seguro. Famosos con horas de vídeos sexys, famosos que no nos ven y a los que podemos amar con la bata y las piernas sin depilar, que nos dan música y/o pelis como fast food y mueven nuestros corazoncitos. Coleguita, si estás un poco quemada por tu última aventura y aún no confías en la humanidad, fantasea sin límites con un famoso.

Comparto mi historial para que no te sientas tan creisy:
-1997- 1999: Leo Di Caprio. Ay, cómo salimos de la infancia con Titanic y aquella tablita de madera. Leo es un grande, Leo ha crecido con nosotras y se ha hecho un Señor.  Mi amor fue incondicional hasta que alguien (¡¿?!) le pintó los  ojos de rojo en el póster de la Súper Pop de mi habitación. Lloré, me rebelé, pero a  mi Leo nunca se le pasó la conjuntivitis- ficción. 

-2001- 2003: David Bustamante. Qué natural, qué sensible, qué buena gente. Cómo me ayudaba a echar los llantitos de la adolescencia. Ese verano convencí a mis padres para ir a San Vicente de la Barquera, subimos a la ermita y me monté toda una boda- ficción con David y mi madre del brazo. Una vez casados, se nos rompió el amor y pasé a otras cosas. 

-2007- 2011: Enrique Bunbury. Si le pillo le hago un ocho. Me tatué por él. Su amor no se agotará mientras viva. Solo me jode que viva en México y que le guste a ciertos tíos que habitan el ostracismo en mi lista negrademuerte- no ficción. 

-2016- ¿?: David Bisbal. David me gusta porque abre las fosas nasales como nadie nunca antes. David me gusta porque me lleva al mar andaluz, al sol y a la brisa. Sí, lo sé, es uno de los peores productos de la caspa- pop española. Pero vamos a ver, ¿quién pensó que en estas elecciones hay que llegar a quien te pueda gustar de verdad? 

Yo, como tengo mucho cuidado y muy mal gusto, de momento me quedo con quien solo roza la superficie. Haz lo mismo y permítete a ti misma lo que te dé la real gana. 

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